Si los trobos están “de pie”, “plantados”, verticales, se colocan sobre una gran laja de piedra, que sirve de protección y tapa inferior, teniendo en la parte superior del tronco, otra laja de mayores dimensiones, protegiendo así la colmena de la lluvia y el sol.
También encontramos trobos con la tapa superior hecha sólo de ramas de brezo o bien con brezo y lajas de piedra, así como otras más modernas con tejas o chapas de metal. En cualquier caso, algunos apicultores colocan un par de piedras para evitar que el aire no levante el tejadillo y cualquier rendija del dujo se tapa con barro y estiércol que al secar hacen de aislante contra el frío y la humedad.
En ocasiones se pueden ver cajones rectangulares de un metro de altura aproximadamente, construidos con tablas de madera resistente a la intemperie (roble, castaño…), las cuales se unen entre si con cuñas de madera, puntas o trozos de metal. Más modernos y que se mezclan con los trobos en Asturias.
Estas colmenas verticales se suelen encontrar en huertos y fincas alejadas del pueblo, formando colmenares de 8 a 15 trobos y en ocasiones dentro de un cercado de piedra, antiguamente para proteger el colmenar del oso y otros amigos de lo ajeno.